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                           #Publicaciones             

Durante mis diversos viajes, tuve la oportunidad de aprender kintsugi urushi en Japón.

A través de mis publicaciones, permíteme ayudarte a descubrir y apreciar este arte japonés ancestral como un arte en sí mismo.

✨ Variaciones en torno al Kintsugi

Aunque el Kintsugi, arte japonés de reparación con polvo de oro, es hoy ampliamente reconocido por su belleza simbólica y su profunda filosofía, no es más que una de las muchas formas de reparación con laca urushi en Japón.


Técnica japonesa reparación
Bol Shino kintsugi tradicional

Mucho antes de que el oro sublimara las cicatrices de la cerámica, los artesanos japoneses utilizaban la laca urushi, cruda y natural, para reparar objetos rotos, siguiendo diversos enfoques, a veces más discretos, a veces más audaces.


Estas técnicas antiguas, a menudo desconocidas para el gran público, conforman un universo rico en saber hacer, poesía y reflexión estética. Agrupadas bajo nombres como Tomotsugi, Yobitsugi o Tametsugi, cada una de estas variantes cuenta una manera distinta de abrazar la ruptura, sublimarla o hacerla dialogar con nuevos materiales


Esta publicación te invita a descubrir estos caminos paralelos del Kintsugi, para comprender mejor la amplitud y la profundidad del arte japonés de la reparación.

Una invitación a mirar la fractura no como un final, sino como un nuevo comienzo.



Tomotsugi 共継ぎ


El concepto de Tomotsugi, que significa ensamblaje con fragmentos originales, también conocido como Tomonaoshi, es una de las formas más tradicionales, fieles y respetuosas de reparación con laca urushi. Se basa en una idea simple pero poderosa: reparar un objeto roto únicamente con sus fragmentos originales, sin añadir piezas externas. Este enfoque preserva la integridad del objeto tanto visual como simbólicamente.


	Método tradicional de reparación
Técnicas de kintsugi

Una restauración fiel y sobria


Tomotsugi es por tanto un método conservador en el noble sentido de la palabra: no busca embellecer, transformar ni magnificar la cicatriz, sino respetar la naturaleza del objeto original, su textura, su tono y su silueta.


Es el arte de la reparación discreta, sutil, casi invisible, pero profundamente significativa. Cada fragmento se coloca exactamente en su lugar, como una pieza de un rompecabezas de memoria, y las fracturas se rellenan y visten con una laca cuidadosamente elegida para ajustarse a los colores y al aspecto del recipiente.






Una filosofía silenciosa


Más allá de la técnica, Tomotsugi es un gesto de respeto. Reconoce que la rotura ahora forma parte de la historia del objeto, pero sin imponerle una transformación visible. Es una filosofía de humildad y continuidad, donde se repara no para mostrar, sino para honrar.


En un mundo donde a menudo se celebra lo espectacular, este enfoque ofrece una reflexión poética y sobria: reparar también es preservar, sin ruido, sin excesos, con cuidado, atención y fidelidad.





Tametsugi ためつぎ


Tametsugi y Urushi-tsugi: variaciones del Kintsugi tradicional



En el universo del kintsugi, donde el oro resalta las heridas, existe un camino más humilde, más interior: Tametsugi, o Urushi-Tsugi, que significa literalmente “reparación con laca”.


Aquí no hay brillo ni materiales preciosos. La reparación se realiza solo con la profundidad del urushi, una laca vegetal milenaria, negra o rojo oscuro. Nada busca llamar la atención: el objeto remendado no pretende transformarse ni glorificarse — simplemente se devuelve a su forma, con sus silencios y cicatrices.


	reparar cerámica con laca urushi
Métodos tradicionales kintsugi


Un gesto meditativo, una presencia reencontrada


En este enfoque, el acto de restaurar se convierte en un gesto meditativo.


El artesano no oculta ni las grietas ni las ausencias: las acompaña, las resalta discretamente, las oscurece con un negro intenso o un rojo marrón profundo. Como si trazara un poema sutil sobre la piel de un recuerdo.


No es un gesto espectacular, sino un acto de escucha, de presencia. Una manera de decir que el objeto no necesita gritar para volver a existir.




La alabanza de la contención



reparación natural con laca
Laca ursuhi roja

A diferencia del kintsugi clásico, que ilumina las cicatrices, Urushi-Tsugi se funde con la materia.


El hilo de la reparación es a menudo imperceptible, absorbido en los tonos oscuros del urushi: el kuro roiro (negro profundo) o el bengara (rojo marrón), aplicados en finas capas sucesivas.


Es en esta discreción donde el objeto recupera su densidad, su memoria, su belleza persistente.


Urushi-Tsugi evoca esos lugares olvidados del mundo, donde las cosas quedan en su justo lugar. Nada grita, todo susurra.


Cada grieta o ausencia cuenta una historia, sin buscar imponerse.




Una estética del wabi-sabi



laca negra kuro roiro
Laca irushi tradicional japone

Tametsugi es un arte del wabi-sabi. Celebra el paso del tiempo, la imperfección, la sobriedad.


El proceso es lento: hay que dejar que la laca se seque, que la superficie sea pulida, que las capas se superpongan.

Este ritmo invita a la paciencia, a la escucha. Se trata de dar tiempo a la materia para renacer, y al objeto para volver a respirar, sin violencia.


También es reconocer que algunas heridas no necesitan ser resaltadas, sino simplemente tomadas en cuenta. Reparadas con respeto, en continuidad con lo que fue, sin ruptura.

Urushi-Tsugi no ofrece un retorno idéntico. Propone más bien una paz silenciosa con el accidente, una reconciliación suave, un acuerdo discreto entre el objeto y su historia..


Aunque el negro profundo del kuro roiro se utiliza tradicionalmente en ciertas variantes como el Tametsugi, también se podría optar por un bermellón vibrante, un rojo cinabrio o cualquier otro color de urushi.

La elección del tono influye tanto en la carga simbólica de la reparación como en su impacto visual.

Esta libertad cromática abre nuevas perspectivas contemporáneas más allá del negro clásico, sin dejar de ser fiel a la estética wabi-sabi.



Vídeo kintsugi con laca negra






Armonizar el color de la laca


Reproducir los colores de la cerámica con laca: una búsqueda de equilibrio


Entre las muchas sutilezas del kintsugi y del urushi-tsugi, la cuestión de la reproducción del color se plantea con particular intensidad. Contrariamente a lo que podría pensarse, no es el oro ni la plata lo que predomina en la historia de estas reparaciones.







Mezclar la laca urushi y los pigmentos naturales: un arte de paciencia


La laca urushi es un material noble, vivo y caprichoso. Trabajar sus colores no es tarea sencilla: el urushi es naturalmente marrón, ácido y contiene agentes oxidantes que lo hacen reactivo. Por eso, históricamente, solo se utilizaban algunos colores en las artes japonesas de la laca.



Una cantidad limitada de pigmentos de origen mineral


A diferencia de los aglutinantes modernos, el urushi no acepta cualquier pigmento. Solo ciertos pigmentos minerales o naturales, estables frente a la acidez y la oxidación, pueden incorporarse. Entre los más comunes:


  • Bengara (弁柄) – un rojo marrón rico procedente del óxido de hierro

  • Shiro – un blanco obtenido a partir de cáscaras de huevo pulverizadas o de óxido de titanio

  • Kusa (verde), Kiiro (amarillo), Asagi (azul) – también de origen mineral




Una proporción precisa


La mezcla de pigmentos y laca Shuai se realiza en una proporción generalmente de 1:1 en peso. Esta dosificación permite que el pigmento domine visualmente el color natural del urushi, sin perder sus propiedades adhesivas ni su homogeneidad.




El proceso en dos etapas


A continuación, una versión reformulada y lista para publicarse en un artículo de blog o ficha técnica, conservando el espíritu artesanal y preciso del proceso:



Mezcla de pigmento y laca Shuai: un arte lento y meticuloso


Obtener un tono perfectamente homogéneo con laca japonesa urushi no es algo que se improvise. La mezcla con pigmento, especialmente con la laca Shuai, sigue un método tradicional exigente, que requiere paciencia y precisión.



1. La premezcla: infusión lenta del pigmento


Se comienza incorporando la totalidad del pigmento a aproximadamente la mitad de la laca Shuai urushi, una laca de tono ámbar claro y transparente, sobre una placa de vidrio limpia. La mezcla debe trabajarse durante largo tiempo —idealmente unos 30 minutos— hasta obtener una textura homogénea.


Una vez obtenida esta primera pasta, se protege cuidadosamente del aire, utilizando papel encerado o film plástico. Luego se deja reposar entre 12 y 24 horas. Este tiempo de espera permite que la laca penetre profundamente en el pigmento, reforzando la unidad y la estabilidad del color.



2. La incorporación final: fusión completa


Después del reposo, se añade progresivamente el resto de la laca Shuai urushi a la mezcla. Se continúa amasando pacientemente hasta obtener una pasta perfectamente lisa, densa y uniforme.



3. La filtración: pureza de la materia


Antes de utilizarla, la laca pigmentada se filtra a través de un papel muy fino (papel japonés adecuado), para eliminar impurezas y garantizar una aplicación suave y homogénea.




El papel del secado


El secado de la laca coloreada juega un papel esencial en la preservación de su tonalidad. Un secado demasiado rápido tiende a oscurecer la pasta. Por el contrario, un secado lento, en un entorno con humedad controlada (llamado furo o muro むろ), permite conservar al máximo la luminosidad y estabilidad de los colores.



Una disciplina exigente


Este saber hacer, heredado de técnicas tradicionales, exige una gran precisión y una escucha atenta de los materiales. Un exceso mínimo de pigmento, una laca demasiado envejecida o un secado mal gestionado pueden comprometer el resultado.


Pero cuando se encuentra el equilibrio, el resultado es de una rareza exquisita: colores profundos, naturales, arraigados en la materia. Es entonces cuando la laca urushi revela toda su poesía silenciosa.




Yobitsugi (呼継ぎ)



Yobitsugi: reparación tradicional japonesa con piezas externas | Arte del Kintsugi


El Yobitsugi es una técnica tradicional japonesa de reparación cerámica que consiste en añadir piezas externas para reparar objetos dañados. A diferencia de Tomotsugi o Kyotsugi, que reutilizan fragmentos originales, Yobitsugi une fragmentos de diferentes objetos creando una obra única. Esta reparación con laque urushi realza la belleza de la imperfección y el contraste, reflejando la filosofía wabi-sabi.


Una estética del contraste


reparación japonesa
técnicas tradicionales japonesas

Arte de la reparación Yobitsugi


El Yobitsugi está profundamente marcado por la estética japonesa del wabi-sabi, que valora la imperfección, la disonancia y la belleza de lo inesperado. Mientras que otras técnicas buscan la armonía visual, el Yobitsugi asume y celebra el contraste: dos cerámicas con formas, colores o texturas diferentes se unen para formar una obra nueva y singular.


El resultado de esta reparación es siempre único. Cada ensamblaje cuenta una historia de encuentro, transformación y metamorfosis. El objeto reparado se convierte en un diálogo entre dos fragmentos de memoria, entre dos relatos materiales.




Aplicaciones e intención artística


El Yobitsugi se utiliza a menudo cuando los fragmentos originales se han perdido o no se pueden usar, o cuando la pieza dañada presenta una brecha demasiado grande para ser reparada con una sola intervención.


También puede ser una elección estética deliberada del artesano, que busca crear una obra híbrida, nueva, en la frontera entre la reparación y la creación.

técnica japonesa de reparación
técnicas tradicionales japonesas


Yobitsugi: técnica japonesa de reparación y metáfora de la belleza imperfecta


El Yobitsugi es una técnica tradicional japonesa de reparación que consiste en unir fragmentos de diferentes objetos para restaurar piezas rotas. Esta práctica, influenciada por la estética wabi-sabi, celebra la imperfección, el contraste y la belleza de lo inesperado. A diferencia del Kintsugi, que utiliza polvo de oro, el Yobitsugi crea obras únicas donde la fractura se transforma en vínculo entre distintas memorias materiales.


Esta técnica artesanal no solo restaura objetos, sino que también representa una metáfora contemporánea sobre la aceptación de las imperfecciones y la transformación. Al valorar el ensamblaje heterogéneo, el Yobitsugi abre nuevas perspectivas sobre la reparación y la estética japonesa.




Kintsugi sobre madera 木の金継ぎ


Kintsugi y madera: un encuentro entre la tradición japonesa y un material orgánico




kintsugi sobre madera
Arte del Kintsugi en una máscara africana

El Kintsugi, arte japonés ancestral de la reparación visible con laca urushi, se aplica tradicionalmente a la cerámica. Pero cuando se practica sobre madera, abre un nuevo campo de expresión, a la vez sensible, técnico y simbólico.


A diferencia del vidrio o la porcelana, la madera es un material orgánico y vivo. Está en constante evolución: “trabaja”, se dilata y se contrae. Este comportamiento natural la convierte en un soporte delicado para la reparación con urushi (laca vegetal tradicional japonesa), pero también en una experiencia profundamente poética.


Es esta tensión entre la madera y el urushi la que constituye la verdadera dificultad técnica del Kintsugi sobre madera.





Kintsugi en madera: características únicas del material vivo



En el arte del Kintsugi sobre madera, la materia prima tiene un papel fundamental. La madera es higroscópica: absorbe la humedad del ambiente y la libera según las condiciones climáticas, lo que provoca cambios dimensionales como la hinchazón o contracción.


Estas variaciones pueden afectar la reparación con laca urushi, sobre todo si se utiliza una técnica demasiado rígida. Además, la madera suele presentar nudos, vetas y microfisuras naturales, que influyen tanto en la forma en que se rompe como en la estética final de la restauración.


Por su naturaleza orgánica y dinámica, la madera es un material exigente pero profundamente poético, ideal para una visión contemporánea del Kintsugi japonés. Su comportamiento vivo la convierte en el soporte perfecto para una reparación visible, artesanal y respetuosa, en armonía con la filosofía wabi-sabi.


restauración con materiales naturales
Kintsugi sobre madera


Desafíos técnicos del Kintsugi sobre madera


Secado controlado y estabilización



Para que la reparación con urushi sea duradera:


  • La madera debe estar perfectamente seca y estabilizada, con un nivel de humedad inferior al 10 %.

  • Una madera no estabilizada puede agrietarse de nuevo durante el paso en el furo (habitación húmeda) o en el muro (cabina de humedad controlada), dos etapas clave para el secado de la laca urushi.

  • Se utiliza con frecuencia una mezcla tradicional de sabi y polvo de madera fino (kokuso) para rellenar las grietas, ya que aporta flexibilidad y adherencia.





1. Preparación y limpieza



  • Limpiar cuidadosamente la pieza de madera para eliminar el polvo, grasa o residuos.

  • Lijar ligeramente los bordes de las grietas o fracturas para facilitar la adherencia del urushi.




Composición del kokuso



Existen varias recetas tradicionales, pero la base suele incluir:


  • Ki-urushi (laca crue)

  • Polvo de madera (como keyaki o mokufun): aporta textura, rellena el volumen y favorece la adherencia.

  • (Opcional) Fibras vegetales trituradas (cáñamo, lino, etc.): refuerzan la resistencia mecánica, especialmente útil en grietas grandes.

  • (A veces) Un poco de tonoko: regula la humedad y mejora la cohesión del conjunto.



Proporciones indicativas



  • 2 partes de polvo de madera fino

  • 1 parte de ki-urushi



(Ajustar según la consistencia: la pasta debe ser firme, maleable y no líquida.)


El mezclado no debe ser demasiado seco (riesgo de mala adherencia) ni demasiado líquido (riesgo de colapso o filtración).


Secado: en un muro o furo con 75 % de humedad y una temperatura de 20–25 °C.

Tiempo de secado: de 2 a 7 días o más, según el grosor de la aplicación.



Aplicación de la laca kuro roiro (laca negra brillante)



  1. Aplicar una primera capa de kuro roiro (黒呂色).

  2. Dejar secar en un entorno húmedo (70–80 % de humedad) durante 24 a 48 horas o más.

  3. Lijar ligeramente entre cada capa con papel waterproof #600 / #800, para obtener un acabado perfecto (sin agujeros, rayaduras, protuberancias ni acumulaciones).

  4. Repetir el proceso 2 a 3 veces para lograr una capa intermedia óptima.




Acabado con oro o polvo metálico



Una vez seca la última capa de laca, aplicar una fina capa de laca bengara (óxido rojo), y luego espolvorear polvo de oro, plata, cobre o latón, según el efecto deseado.


reparación visible japonesa
Kintsugi contemporáneo

¿Y tú?

¿Has experimentado alguna variante del Kintsugi, ya sea sobre madera, metal, vidrio u otro material inesperado?

Comparte tu creación o tu enfoque en los comentarios. Nos encantaría descubrir tus interpretaciones personales de este arte ancestral.



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